Mientras centramos nuestros esfuerzos en cuidar nuestra piel, en luchar para evitar que el paso del tiempo haga mella en nuestro rostro, en muchas ocasiones nos olvidamos de nuestro cabello, el cual no cuidamos como deberíamos y aunque si que es cierto que nos esforzamos en mantenerlo limpio y aseado, en muchas ocasiones no lo hacemos de forma correcta o no utilizamos un tratamiento adecuado a nuestro tipo de cabello.
El cabello cumple con una función biológica de gran importancia, puesto que nos protege del sol y del frío, además de ser un estupendo regulador de la temperatura corporal. El cabello también aumenta la capacidad fotorreceptora de la piel, fundamental para la producción vitamina D y A.
Como curiosidad, quizás no sepas que cada pelo tiene un músculo erector propio que utiliza para colarse en posición y que de media un ser humano posee 100.000 pelos en la cabeza y todos ellos está conectados al sistema nervioso.
¿Pero sabes cuántos tipos de cabello existen?¿Sabes qué tipo de pelo tienes?
Tu cabello puede corresponder a tu tipo de cabello o ser una mezcla de varios, puede ser liso, ondulado, rizado… pero en esta ocasión me voy a centrar en dos clasificaciones que considero más importantes para definir nuestro tipo de pelo y que cuidados precisa: su grosor o textura y según su condición.
SEGÚN SU GROSOR O TEXTURA.
- Delgado. Frágil y delicado. Por lo general su peinado y “manejo” resulta muy sencillo, pero por el contrario es muy sensible a los productos y tratamientos químicos, lo cual es un problema puesto que debido a su fragilidad necesita más cuidados que los demás.
- Grueso. Cabello fuerte y difícil de “manejar” con un grosor mayor que el delgado, aunque presenta mayor permisividad a tratamientos y productos químicos, debido a su fortaleza requiere productos más agresivos que en ocasiones pueden dañarlo.
- Normal. Mezcla de ambos tipos, por su grosor y textura no precisa tratamientos especiales y podemos utilizar la mayoría de los productos que hay en el mercado.
SEGÚN SU CONDICIÓN O NIVEL DE PRODUCCIÓN SEBORRÉICA.
El sebo se produce de manera natural en nuestro cuero cabelludo, siendo totalmente necesario para la correcta salud de nuestro cabello al cual proporciona fortaleza y brillo. El problema viene cuando esta producción es inferior o superior a la necesaria, según esta premisa encontramos varios tipos de cabellos:
- Graso. La producción de sebo es excesiva, dando al pelo un aspecto aceitoso y húmedo. En estos casos es necesario lavar el pelo muy a menudo con un champú anti seborréico o suave, aunque lo ideal sería la combinación de ambos.
- Seco. Su aspecto apagado y sin vida se debe a una escasa producción de sebo. Desnutrido y deshidratado, ese es el estado de una cabello seco, hasta tal punto que puede llegar a quebrarse. En numerosas ocasiones produce picor y las puntas se encuentran abiertas. Su cuidado lo realizaremos con productos hidratantes y nutrientes, para lo cual lo ideal sería consultar en su farmacia el producto idóneo.
- Mixto. Mezcla entre graso y seco, por lo general puede producirse tras haber sometido a nuestro pelo a tratamientos químicos, como decoloraciones o tintes. Presenta puntas secas y quebradizas y raíces grasas con exceso de sebo.
- Normal. Pelo natural, con la producción de sebo justa, brillante y fácil de “manejar”.
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1 comentario
Cómo afecta la contaminación a nuestro cabello - La Botica de Juana · 26 abril, 2019 a las 12:36
[…] Tanto la piel como el cuero cabelludo también se ven afectados de manera que la raíz del pelo se vuelve más vulnerable y frágil. Aquí debemos tener en cuenta los diferentes tipos de cuero cabelludo. […]